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Iván Prado: de la pasión por la química y biología a la ingeniería ambiental

14 May , 2023  

Apasionado por entender cómo funciona el mundo, Iván Prado estudió Ingeniería Ambiental para descubrir formas de mejorarlo. Hoy, con una beca doctoral en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA – CONICET), nos cuenta más sobre su paso por UFASTA.

 

¿Qué te motivó a estudiar ingeniería ambiental?

Siempre me gustaron los temas relacionados al cuidado del medio ambiente y, en particular, química y biología. Ya promediando el último año del secundario, en el momento de elegir carrera, estuve a punto de optar por Licenciatura en Química o en Biología, pero esas carreras no tenían el enfoque ambiental que yo buscaba. Investigando aprendí acerca de Ingeniería Ambiental. No sabía que se podía estudiar en Mar del Plata y yo no quería irme a estudiar a otro lado. Al leer acerca del plan de asignaturas, noté que incluían aquellas que me interesaban. Por eso, decidí anotarme y empecé en abril de 2013.  

Al inicio, con las asignaturas con las que tenía afinidad no tuve dificultad. Sin embargo, si me costó un poco más con física y matemática, por ejemplo. Pero después de los primeros dos años, la carrera se volvió mucho más amena y me gustaron mucho aquellas materias específicas.

 

Vos fuiste uno de los primeros estudiantes en obtener una beca para estudiar en el exterior, ¿Cómo viviste esa oportunidad?

Si, en 2016. Por seis meses me fui a estudiar a la Universidad Politécnica de Madrid. En ese momento, los becados teníamos dos opciones: cursar materias que se pudieran homologar con el plan de estudio que nos correspondía en FASTA u optar por asignaturas que no existieran en nuestros planes de carrera y que nos sirvieran para complementar nuestra formación profesional. Yo elegí ese camino y cursé tres materias porque lo vi como una buena oportunidad de conocer que se estaba estudiando en Europa al respecto de determinados temas y así complementar mi carrera.

 

 

¿Y en cuanto a tus primeras experiencias profesionales?

Tuve la oportunidad de pasar por los tres ámbitos de la universidad: investigación, docencia y extensión. Con la investigación empecé en 2015 dentro del grupo de investigación Ecosistemas y dos años más tarde como ayudante alumno en una materia de segundo año. Ambas son actividades que se retroalimentan. En julio de 2022 entré a trabajar como alumno extensionista al Colaboratorio de Innovación Tecnológica de UFASTA en un proyecto de reciclado de café para elaborar diferentes productos comerciales.

 

 

¿Cómo fue tu ingreso para la beca doctoral en el INTA?

Apliqué en las convocatorias que se hicieron el año pasado y, a fin de año, me informaron que había quedado seleccionado. Específicamente desarrollaré mi trabajo en el INTA. Mi tema es la valorización de residuos agroindustriales a través de la integración de la producción de biogás con las crías de una larva, que se llama soldado negro, que pueden ingerir o utilizar como alimento los residuos de la producción de biogás y, de esta manera, se genera un esquema de economía circular, sacando de los perjuicios que puede tener sobre el ambiente este residuo de este proceso de energía. Es un tema muy prometedor y con mucho futuro.

La beca doctoral en CONICET dura 5 años y uno después tiene que inscribirse a un plan de estudios de doctorado que tiene que estar relacionado con los temas que haya estado desarrollando anteriormente. En mi caso, seguramente opte por el Doctorado en Biología o Química de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

 

¿Algún mensaje o recomendación que te gustaría dar a los estudiantes?

Que no se dejen desanimar porque puede haber momentos, al principio de la carrera, que sean complicados. Que estudien en grupo que sirve muchísimo y que se saquen todas las dudas que tengan con sus docentes. Es una carrera muy linda que abarca diferentes temas y que realmente el ámbito donde uno se puede insertar profesionalmente es muy amplio: pasando desde el sector privado a la investigación, pasando por consultorías o trabajo independiente.

Otro consejo es que, mientras estudien, vayan desarrollando tareas complementarias a lo que es el aula. Que aprovechen la oportunidad de integrarse a grupos de investigación. Y que hagan su camino, que las posibilidades pueden surgir cuando menos se lo esperen.

 

 

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