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Diego Pérez Llana: “Hay una sobreabundancia de información, especialmente de fuentes, pero está faltando ahí una lectura crítica y profesional de parte de quien es el emisor”

Por Martina Campodónico

Hace 50 años era difícil acceder a cierta información, conocer determinadas estadísticas o saber la opinión de miles de personas acerca de un tema; hoy en día la recibimos todo el tiempo inclusive sin necesidad de buscarla. “…Va a haber una mayor responsabilidad del receptor, la responsabilidad está del lado de él porque va a tener muchas más fuentes de información y va tener que aprender de alguna manera a seleccionarla. Antes me parece que el consumo de noticias era mucho más vertical y ahora al ser tan horizontal depende de la decisión interna, subjetiva, motivacional que tenga el receptor de hacer esa discriminación”, afirmó Diego Pérez Llana, profesor de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad, en una interesante charla con #Linkeados:

-¿Vos crees que sobra o falta información?

Que buena pregunta…  Si hablamos solamente de cantidad, yo creo que sobra información. Si hablamos de calidad, de una información trabajada, de una información meditada, de una información clara, precisa, sencilla de comprender para el lector, digo lector en general…receptor, y a su vez que sea sustancial en cuanto a los temas y al interés público yo creo que ahí sí está faltando información. Creo que lo que falta en realidad es una jerarquización de esa información que por supuesto la hace el receptor, pero los medios de comunicación y las diferentes fuentes de información que hay hoy en día, llámese redes sociales, grupos de whatsapp o medios digitales, creo que al haber tantas hay una sobreabundancia de información especialmente de fuentes pero está faltando ahí una lectura crítica y profesional de parte de quien es el emisor.

-Ahora que mencionaste el tema del receptor, podemos decir que somos emisores y receptores de información todo el tiempo… Entonces ¿Cómo crees que manejas vos esta era de sobreinformación? ¿Tenes alguna forma de manejarlo o de regularlo?

(Risas) Yo sí… Yo particularmente si pero porque yo casi no tengo redes sociales, no soy una gran ejemplo para esto, trato de evitar esa acumulación, esa sumatoria, agregación interminable de información que no es tan precisa o no reúne las características que mencione antes y lo que hago es buscar mis propias fuentes de información. Si que son más tradicionales en algún sentido y tengo algunas fuentes de información identificadas que no son tradicionales y que a mi me han demostrado veracidad y me han demostrado equilibrio. Esto es obviamente subjetivo, ¿no? Y entonces son las fuentes a las que yo sigo, trato de no incorporarme en esa tendencia de recibir permanentemente información de cualquier fuente.

-Este cambio, que la sociedad consuma menos medios tradicionales y haya incorporado los medios digitales, crees que puede llegar a derivar en sociedades más manipulables?

No sé… Entiendo que siempre hubo estrategias pensadas o circunstancias para que el receptor tenga sus dificultades en el momento de procesar la información y de entender la realidad. No me parece que sea propio de esta época ni propio de los medios digitales, no creo que haya que demonizarlos y tampoco santificar a los medios tradicionales. Es una cuestión de costumbre, de prácticas diarias y cotidianas, las nuevas generaciones van a estar mucho más habituadas a trabajar sobre las redes sociales que sobre los medios tradicionales… Esto es inobjetable, por lo tanto, deberán trabajar un poco más en esa tamización de las fuentes que sean confiables y las que no. Lo que sí entiendo yo es que va a haber una mayor responsabilidad del receptor, la responsabilidad está del lado de él porque va a tener muchas más fuentes de información y va tener que aprender de alguna manera a seleccionarla. Antes me parece que el consumo de noticias era mucho más vertical y ahora al ser tan horizontal depende de la decisión interna, subjetiva, motivacional que tenga el receptor de hacer esa discriminación.

-Bien… Con ese cambio que marcamos, en la forma de informarnos, ¿cómo crees que es el rol que tomamos a la hora de informarnos y de informar?

En ese caso todos, cada individuo que participa de la sociedad y cada miembro de una red social se siente en capacidad de ser tan comunicador como cualquier otro. Eso trae una igualdad que hasta ahora no teníamos, no? Lo que sucede es que esa igualdad no siempre viene acompañada de la responsabilidad profesional, y no tiene por qué ser así porque no se trata de una actividad profesional. Pero bueno, si se tiene la libertad y no viene acompañada de la responsabilidad profesional, es raro ponerlo a la par de quienes sí desarrollaron y trabajaron en esa faceta.
Entonces teniendo la libertad, dejando de lado la responsabilidad las personas se sienten con la potestad de dirigirse a la par de un trabajo periodístico; hay un problema ahí. El periodismo cumple una función social pero sin la responsabilidad social que debería incorporar… Ahí sí puede generar una dificultad incluso para la práctica periodística pero también para este discernimiento de cuales son las informaciones importantes. Es muy interesante esta participación ciudadana en cuanto a la divulgación de hechos y de noticias incluso de la misma construcción de esas noticias eso es innegable.
Hay que andar un recorrido, un proceso más largo, para que se entienda que la comunicación o que las redes sociales fundamentalmente forman parte de la comunicación social y eso tiene un efecto en los receptores y en los miembros de la sociedad que muchas veces no se lo tiene en cuenta por esa masificación que hay en cuanto a que quien realiza la edición y la construcción de ese mensaje se siente aislado de los demás, entonces no percibe, no logra proyectar que del otro lado hay gente que lo va a leer, gente que se va a enterar de eso y puede haber consecuencias buenas, malas o regulares.