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La integridad académica como clave para pensar el uso de la inteligencia artificial en la Universidad

Por Santiago Aguilar y Camila Spoleti

La irrupción de la inteligencia artificial está reconfigurando la manera de enseñar y aprender. Lo que antes era ciencia ficción hoy plantea preguntas urgentes sobre el rol de docentes, estudiantes y la tecnología en el futuro de la educación. Su avance genera entusiasmo, pero también debate sobre sus efectos a largo plazo.

Esa es una introducción hecha por Chat GPT, una inteligencia artificial que brinda respuestas rápidas para las consignas proporcionadas por el usuario, y que se encuentra entre las tecnologías de este tipo más utilizadas del mundo. La bajada simple da cuenta de la versatilidad que tiene este modelo para generar contenido, lo cual mucha gente ve bien para agilizar sus tareas, mientras que otros temen por la futura dependencia que la IA puede llegar a generar.

La inteligencia artificial ha ido progresivamente insertándose en distintas esferas de la vida. El ámbito educativo no ha quedado al margen de esta situación, y será cuestión de tiempo que esta tecnología forme parte del departamento docente. Matías Castro Videla, Vicerrector Académico Asociado de la Universidad FASTA, dio su punto de vista para esta edición de Linkeados.

“La inteligencia artificial generativa como hito, como tecnología específica, no solamente vino a revolucionar los ámbitos de la industria, del comercio, de la salud, sino también el ámbito educativo. Y, es más, te diría que es uno de los lugares en donde primeramente tiene sus efectos”, dijo Castro Videla. Para el vicerrector, “en el ámbito de la educación, lo que pone en jaque son las habilidades de las personas para aprender y para enseñar”. Así, estudiantes y docentes experimentas distintas transformaciones.

“El profesor puede recurrir a esta herramienta para mejorar su rendimiento, la capacidad de retroalimentación a los estudiantes, pensar en mejores situaciones, evaluaciones más contextualizadas, muchas mejores explicaciones para los estudiantes”, señaló, juzgando que la IA puede funcionar como “un acelerador para ciertos procesos”.

Por otro lado, vicerrector planteó que esta nueva tecnología sirve para que el estudiante acelere el acceso al conocimiento, sus capacidades de aprendizaje y análisis, pero advirtió que cuando uno deja de realizar esas operaciones intelectuales y las delega a la IA, genera una fatiga intelectual y se pone en juego la integridad académica.

“Cuando hablamos de integridad académica, estamos intentando despertar una especie de voz de la conciencia que te dice que si bien vos podes acelerar procedimientos con inteligencia artificial, tenés que garantizar la validez de tu conocimiento. Y eso nos compromete a todos, y a la universidad como institución que reconoce esa habilidad”, declaró el directivo y sumó: “Cuando hablamos de la inteligencia artificial en la educación, lo primero que surge es que estamos frente a un cambio, un cambio profundo, que requiere que los docentes reveamos nuestras prácticas y que los estudiantes puedan reflexionar sobre su propio actuar en la universidad”.

La integridad académica es un concepto que va más allá del uso de la Inteligencia Artificial. Convertida en política universitaria, es definida por la Universidad FASTA como el “conjunto de valores y prácticas éticas que orientan el comportamiento de todos los miembros de la comunidad universitaria en sus actividades académicas”. Honestidad, responsabilidad, respeto, justicia, compromiso con la calidad, confidencialidad, ética y transparencia, son los principios que la componen y deben funcionar como garantes de la formación que la institución ofrece.

Castro Videla aclaró que la integridad académica le da un lugar a la cultura del esfuerzo, es decir el poder valorar aquello que más trabajo llevó. “Cuando vos lograste algo por tu propio esfuerzo, eso tiene un valor. Primero porque te dio una experiencia, después porque te dejó algún tipo de aprendizaje y te prepara para un próximo desafío”, insistió. Y consideró que, frente a la aparición de herramientas capaces de facilitar algunos procesos, la clave está en aprender a utilizar ese esfuerzo de manera inteligente, saber en qué vale la pena casos aplicarlo y en qué casos resulta beneficioso servirse de la tecnología.

Como ejemplos de modos de sacarle provecho a las innovaciones tecnológicas en el campo de la educación, el vicerrector mencionó el uso del metaverso —un ecosistema virtual e interactivo— que la universidad viene trabajando para las carreras de odontología, criminalística y derecho. Explorar piezas dentales (agrandarlas, navegarlas, rotarlas), recorrer una escena del crimen en la que todos los elementos pueden ser controlados por el docente y acceder a la simulación de un juicio son algunas de las experiencias que permiten ampliar la experiencia de los estudiantes. Esto resulta útil no solo durante el proceso aprendizaje, sino también al momento de llevar adelante la evaluación.

En esta nueva coyuntura, la modalidad de evaluación se presenta como uno de los principales aspectos a revisar.  En ese sentido, Castro Videla planteó que la integridad académica sostiene que la evaluación no debe ser entendida como un corte en el que puedan pesar más factores como “el modo en el que te levantaste ese día para rendir un oral”, sino que se trata de atender a todo el proceso de aprendizaje. Para ello, poder diseñar evaluaciones personalizadas y que repliquen contextos semejantes a aquellos en los que los futuros profesionales van a desarrollarse, resulta de gran utilidad. El vicerrector destacó también el concepto de “metacognición”, entendida como la capacidad de poder identificar y explicar el recorrido que dio lugar al resultado obtenido. Según su perspectiva, en un contexto en el que las respuestas pueden obtenerse mediante prácticas automatizadas, implementar estas propuestas permite que los alumnos puedan dar cuenta de las habilidades efectivamente adquiridas.

Ante la pregunta por su opinión sobre las posibles ventajas y desventajas de la inteligencia artificial a largo plazo, Matías Videla Castro abordó cuestiones como la desaparición y creación de puestos de trabajo y la existencia de sesgos en esta tecnología. “Es cierto que con la inteligencia artificial se van a perder millones de trabajo. Millones de puestos de trabajo, es decir, cosas que antes hacían personas, las van a dejar. Las va a reemplazar una máquina”, indicó el vicerrector, señalando como fuente a una conferencia brindada en el marco de la Edtech Buenos Aires. Y a continuación añadió: “Pero van a ser muchos millones más los nuevos puestos de trabajo que va a generar la inteligencia artificial. Puestos que hoy no existen. Esto va a generar un movimiento que va a ser asimétrico. Es decir, no es que todo lo que está acá automáticamente se traslada nuevos puestos de trabajo para allá. Entonces, digo yo, va a tener algunos efectos que no van a ser buenos y va a tener otros efectos que sí van a ser buenos.”

Con respecto a la existencia de sesgos que distintas herramientas de inteligencia artificial generativa presentan a la hora de dar respuestas, advirtió la importancia de no considerarlas imparciales, y reparó en que, en tanto empresas, tienen objetivos propios: “Obviamente hay fines: económicos, comerciales, sociales. Te diría que el social es casi como el primero. El poder conducir los hábitos de consumo…”

Como conclusión, el Vicerrector Académico Asociado consideró que esta tecnología no es buena o mala por sí misma, sino que su aparición da lugar a dilemas éticos, en los que ciertos modos de darle uso pueden ser más honestos que otros. Y destacó que, en la Universidad FASTA, la integridad académica pretende ser el norte que oriente esa búsqueda.

* Este artículo es parte de la edición de SEPTIEMBRE  – OCTUBRE 2025 del newsletter LINKEADOS de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad FASTA *

Linkeados, newsletter mensual de la FPyC UFASTA | Septiembre – Octubre 2025 – Año 4 – Número N° 21

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