La corrupción es reconocida como una práctica habitual - UFASTA Noticias

La corrupción es reconocida como una práctica habitual

Hay un claro reconocimiento del incremento de la corrupción y su extensión en los diversos ámbitos sociales. Es expresa la necesidad de que haya condenas y que se cumplan, como la poca confianza que hay en la justicia y en los políticos en general.

El Observatorio de la ciudad de la Universidad FASTA, se propuso estudiar la percepción de los ciudadanos residentes en Mar del Plata acerca de la corrupción.

La presencia de este fenómeno es manifiesta, en los distintos ámbitos sociales de nuestro país, como una práctica habitual y, por otro lado, se posiciona como una de las grandes preocupaciones de los ciudadanos.

“Los medios de comunicación con sus rasgos de inmediatez, simultaneidad,  permiten informarnos y tomar conciencia del alto grado de habitualidad de la práctica de la corrupción. Sin duda, la libertad propia del ser humano admite como posibilidad tanto comportamientos orientados al bien y a la construcción como aquellos orientados a la destrucción”, sostienen los investigadores del Observatorio. De acuerdo con su etimología, el término corrupción proviene del latín “corruptio” que podría traducirse como la acción y efecto de hacer pedazos, y entonces, se trata de una acción sin duda destructora de la sociedad. En efecto, cualquiera sea su modalidad –abuso de poder, soborno, extorsión, fraude, uso del poder para obtener provecho o ventaja ilegítima de cualquier tipo, simplemente, “destruye”.

 

La investigación

Para el estudio, se trabajó en base a una muestra de  510 personas residentes en la ciudad de Mar del Plata, seleccionadas según  cuotas en función de sexo, edad, nivel de educación.

Propuesta una serie de afirmaciones referidas a la corrupción con el fin de lograr precisar el grado de acuerdo con el contenido de cada una ellas, según una escala de 0 a 10  (en la que 0 indica total desacuerdo y 10 acuerdo total), se obtuvieron interesantes datos. Del análisis resulta que el mayor grado de acuerdo (más de 9 puntos) se da en relación a las proposiciones que se refieren a la necesidad de que haya condenas por corrupción y que se cumplan, luego, respecto al reconocimiento de la educación fundada en valores como el principio de solución para el país. Se destaca que el texto propuesto habla de valores observados en comportamientos y no sólo presentes en  declaraciones o discursos. En este primer grupo donde se logran los mayores grados de acuerdo se incluye también  la necesidad de terminar con la corrupción como condición necesaria para encontrar  soluciones a los problemas del país.

Luego, con un alto grado de acuerdo comprendido entre  8,50 – 8,90, se encuentran las frases  vinculadas a la presencia y extensión de la corrupción en nuestra sociedad. En este sentido hay un reconocimiento de la presencia de este fenómeno no sólo en el ámbito político sino también  en otros. Al mismo tiempo coinciden en afirmar que en los últimos años hay un incremento de la corrupción  resaltando que se trata de un aumento excesivo  ya que  existió siempre.

El grado de acuerdo es medio en referencia a la presencia de  personas que se dedican a la política y no son corruptas.  Menor  es el acuerdo en la afirmación de la creencia en que política y corrupción son inseparables.  Es bajo el grado de acuerdo  respecto de la afirmación  que dice que los jóvenes son menos corruptos.

A pesar del reconocimiento de la corrupción, de su incremento y extensión en los diversos ámbitos sociales, de la poca confianza en la justicia y en los políticos en general, como surge también de otros estudios del Observatorio de la ciudad,  un porcentaje significativo de la muestra considera que actualmente la decisión política de que se haga justicia (investigar y sancionar si corresponde) es firme y, en menor porcentaje, confía en que la justicia  cumplirá su función.  En este sentido se resalta que es mayor el porcentaje de los que creen en la firmeza de la decisión política que en la justicia.  También es importante destacar que aproximadamente 3 de cada 10 encuestados  opta por la categoría No sabe frente a estas preguntas.

 

La Justicia y el Poder político

Del análisis de la relación entre la confianza en la decisión política y en la justicia, resulta que quienes confían en que la justicia cumplirá su función mayoritariamente creen que  el poder político tiene una decisión firme en este sentido. Los que consideran que la justicia no cumplirá con su función propia afirman que no hay una decisión política firme al respecto.  Finalmente el que dice que No sabe,  opta por esta categoría en los dos casos.  Es manifiesta la gravedad y el riesgo de la asociación de estas variables del modo en que sus valores se presentan ya que  cuando una tiene signo positivo la otra también y a la inversa.

Sin duda, la asociación señalada está intrínsecamente vinculada al tema de la división de los poderes, condición necesaria para una justicia independiente.   Consultados sobre este tema hoy,  la mitad de los  encuestados manifestó  que es poco el tiempo transcurrido desde el inicio de este gobierno para evaluarlo en este aspecto; sólo una minoría  respondió afirmativamente.  Según la interpretación del Observatorio, la distribución de las respuestas  manifiesta una cuestión profunda que resulta complementaria de lo expresado en la relación justicia y poder político.  En principio, no  hay confianza en la independencia;  para creerlo, es necesario el paso del tiempo y que se muestre en los hechos.

Por otra parte, 3 de cada 10 encuestados opinan que  habrá sanciones en los casos de corrupción; 6 de  cada 10 cree que habrá sólo en algunos casos y 1 de cada 10 piensa que,  directamente, no habrá sanciones.

Ahora bien, en relación al cumplimiento de las sanciones  el 25% cree que habrá cumplimiento de las mismas.

Los adjetivos seleccionados por la mayoría para calificar la actuación de la justicia en  general,  destacan que es: tardía, lenta e ineficiente. Además, en comentarios realizados acerca de la actuación del poder judicial  se reitera este tipo de calificativos  y prevalece el tono de reclamo de mayor justicia, más compromiso, exigir el cumplimiento de las condenas, más independencia, entre otras.  Al mismo tiempo  se esboza un tímido reconocimiento de un cierto cambio que deberá con el tiempo confirmarse en la realidad.

En relación al desempeño actual,  los encuestados señalaron que la justicia hoy está actuando menos por convencimiento propio y cumplimiento de su deber que por presión social y de los medios de comunicación.  Además, el 51% considera que también actúa para protegerse a sí misma.  Vale aclarar que la respuesta admitía varias opciones.

Respecto de la posición de la clase dirigente en general  frente a la corrupción, casi la mitad de los encuestados estima que efectivamente les interesa y no se trata de una cuestión solamente mediática. Ahora bien, tratándose de la confianza en los dirigentes, no puede minimizarse la importancia que tiene  que más de la mitad de la muestra divide sus opiniones entre quienes  manifiestan no saber si es algo mediático o se trata de una verdadera preocupación y entre quienes afirman que, efectivamente, hay sólo  interés mediático.